Gabriele Amorth |
Nos habla Gabriele Amorth en su libro "Habla un exorcista". Este sacerdote es el exorcista de la diócesis de Roma, de 86 años y con más de 70.000 exorcismos realizados....
LA ESTRATEGIA DEL DEMONIO
"El diablo y los demonios son muchos y tienen dos poderes:
los ordinarios y los extraordinarios".
"La influencia de Satanás es inmensa. Satanás actúa de dos maneras diferentes. La acción ordinaria de Satanás es cuando él tienta a los hombres para hacer el mal. Todos los hombres, desde que nacen hasta que mueren, están involucrados en este combate contra Satanás quien los tienta para hacer el mal. Y Jesús, en Su naturaleza humana, también estuvo sujeto a ser tentado por Satanás. Además de la acción ordinaria, Satanás también actúa de manera extraordinaria."
"El poder ordinario es la capacidad de tentar al hombre para alejarlo de Dios y llevarlo al infierno. Esta acción se realiza contra todos los hombres y las mujeres de todo lugar y religión". Esto es lo que llamamos la tentación.
Los poderes extraordinarios, que son poco frecuentes, afectan a una persona específica y existen cuatro tipos:
- La posesión es realmente rara y ocurre cuando uno hace un trato con el diablo. La posesión es estar sometido al diablo incluso en la voluntad, es como un juguete en manos del demonio. Para curar esta presencia demoníaca se requiere un exorcismo.
- la vejación demoníaca, como la que sufrió en reiteradas ocasiones el Santo Padre Pío de Pietrelcina que era golpeado físicamente por el demonio.
- Las obsesiones, que son más fuertes que la tentación, por ejemplo, la obsesión de suicidio. Lo que hace el diablo es alentarla, acrecentarla y llevar a la persona a la desesperación.
- La infestación, que es cuando el demonio ocupa un espacio, un animal o incluso un objeto.
Los signos que podrían indicar una posesión son: la capacidad de hablar lenguas antiguas y de entenderlas, el tener una fuerza física extraordinaria para la edad y situación de salud física, la capacidad de adivinación y un rechazo extremo a lo sagrado.
Cuando el demonio posee un cuerpo y lo maneja, pudiendo hablar inclusive a través de él, puede hacer manifestaciones muy extravagantes, pero nunca va a poder poseer el alma de la persona.
La Iglesia se toma mucho tiempo para identificar una posesión. Siempre se consulta a médicos para descartar que exista una enfermedad de alguna parte del cuerpo, especialmente se descartan las enfermedades psiquiátricas.
-Padre Amorth, ¿qué es un exorcismo?
-El exorcismo es una oración pública de la Iglesia que se hace con la autoridad de la Iglesia, porque la hace un sacerdote designado por el obispo; es una oración de liberación del demonio, de su influencia maligna o del mal provocado por él. El exorcismo es una oración en la que el resultado no siempre se obtiene inmediatamente; a veces se necesitan años de exorcismo para que la persona sea liberada.
-¿Cómo se da cuenta que alguien está endemoniado?
Lo sé durante la curación, no antes. Un síntoma inequívoco es la violentísima, visceral aversión a todo lo que es sagrado. Recuerdo un padre que temía que su hijo estuviera poseído por el demonio y un día, mientras estábamos juntos en la mesa, dije mentalmente por él un Ave María. El muchacho prorrumpió en un grito: ¡Papá, no, cállate!’. Después está el hablar en lenguas desconocidas, la explosión de una fuerza sobrehumana, la levitación: todas son cosas que suceden durante los exorcismos.
¿Cómo se puede caer en los trastornos extraordinarios causados por el demonio?
Prescindo de los trastornos ordinarios, o sea de las tentaciones que afectan a todos. Uno puede caer con culpa o sin ella, según los casos. Podemos resumir los motivos en cuatro causas: por permisión de Dios; porque se es víctima de un maleficio; por un estado grave y recalcitrante de pecado; por frecuentación de personas o lugares maléficos.
-¿Entre una crisis y otra cómo vive un endemoniado?
De manera normal. Va a su trabajo y ninguno lo sabe. Tiene bien escondido su estado. Cuando siente que le llega una crisis se aleja, se encierra en el baño, se descarga, y luego regresa impasible a su lugar. Esto sucede con mayor razón con los endemoniados en curación, a los cuales el exorcismo da la fuerza para regresar plenamente a una vida normal. Una cosa debe destacarse: la posesión diabólica no es ni hereditaria ni contagiosa.
-Usted cuenta que durante los exorcismos un poseído puede expulsar por la boca objetos de metal, cristal y cosas así.
-Es curioso, ocurre a veces. Esos objetos no están dentro de la persona físicamente, se materializan en la boca, al ser expulsados. Los he cogido con mi mano, incluso cuchillas de afeitar. Tengo una caja enorme llena de estos objetos. La guardo para demostrar físicamente lo que ocurre durante la expulsión de un demonio. Es muy difícil de creer, pero están ahí.
-¿Por qué permite Dios una posesión o un mal demoníaco?
-Hay gente a la que he tratado que va a misa, reza y hace ayuno. Yo les pregunto: “Si no estuvieses poseído, ¿lo harías?”. Y me responden que no. Además, pregunto a los demonios mientras hago este exorcismo: “¿Por qué te empeñas en quedarte? Y me dicen: “No puedo irme porque Dios no me lo permite. Si me fuera de esta persona, se alejaría de los sacramentos, y estando así, acude a Dios y es ferviente su oración”. Luego es posible que para esas personas, esa cruz sea necesaria para su salvación y la de los que comparten esa cruz con ella: su entorno, su familia y sus amigos.
-¿Cómo nos protegemos para que nunca nos suceda algo así?
-El mejor remedio contra el demonio es la oración y la confianza en la Misericordia. Con oración y siendo fieles a los regalos infinitos de la Iglesia: los Sacramentos. Dios jamás abandona a un hijo fiel. Lo protege, lo ama con locura, lo mima con sus regalos. ¡No debéis tener miedo jamás! No hay que realizar acciones que abran la puerta al demonio (magia, espiritismo, satanismo). Quien se dedica a estas cosas se expone a una acción extraordinaria del demonio.
-¿Cómo luchar contra el demonio?