El Monte Carmelo es el monte en el cual el profeta Elías consiguió que el pueblo de Israel volviera a dar culto a Dios y en el que, más tarde, algunos, buscando la soledad, e inspirándose en la figura de Elías, se retiraron para hacer vida eremítica, dando origen con el correr del tiempo a una orden religiosa de vida contemplativa, que se dedica a rezar por las personas (Carmelitas). La Virgen del Carmen, o del Monte Carmelo, acompañó a los Carmelitas a medida que la orden se extendió por todo el mundo.
El escapulario de la Virgen del Carmen es un símbolo de la protección de la Madre de Dios a sus devotos, y se lo entregó en una aparición la Santísima Virgen al General de la Orden del Carmen; San Simón Stock, según la tradición, el 16 de julio de 1251, con estas palabras: «Toma este hábito, el que muera con él no padecerá el fuego eterno».